Este es un cuento de autor desconocido..."Deseando dar ánimos al progreso de su joven hijo al piano, una madre lo llevó al concierto de Paderewski.Después de sentarse, la madre vió a una amiga en la platea y fu e hacia ella para saludarla. Aprovechando la oportunidad para EXPLORAR las maravillas del teatro, el pequeño niño se levantó y, sus exploraciones lo llevaron a un lugar donde había una puerta que decía "PROHIBIDA LA ENTRADA".Cuando las luces bajaron y el concierto estaba a punto de comenzar, la madre regresó a su lugar y descubrió que su hijo no estaba allí. De repente, las cortinas se abrieron y las luces cayeron sobre un impresionante piano, horrorizada la madre vio a su hijo inicentemente sentado al teclado, tocando notas de "Mambrú se fue a la guerra".En aquel momento el maestro hizo su entrada al escenario y rápidamente fue al piano y susurró al oido del niño´... ^^NO PARES, SIGUE TOCANDO^^.Entonces Paderewski extendió su mano izquierda y empezó a llenar la parte de abajo... Luego piso su mano derecha alrededor del niño y agregó un bello arreglo a la melodía. Juntos, el viejo maestro y su joven aprendíz, transformaron una situación embarazosa en una situación creativa... El público estaba perplejo...
¿A alguno le ha tocado vivir la experiencia de volver a algunas antigüas coherencias?...
¿Podría ser que no basta con tocar una o dos veces el piano?
¿Cuantas veces habría que tocar la misma canción para efectivamente sientir que nuestro no es solamente de conducta sino de observador?.